Mientras que las películas de terror crean un largo suspenso antes del siguiente momento, un thriller retoma ese hilo de forma más sutil. La emoción está a flor de piel porque casi puedes anticipar la siguiente escena pero tienes que esperar a que ocurra. El protagonista suele ser un personaje que se enfrenta al mal con medios bastante sencillos y que aparentemente no tiene ninguna posibilidad de escapar de la catastrófica situación.
Si hay un conflicto entre los personajes a nivel psicológico, es un thriller psicológico. La verdad y la fantasía se entremezclan en el punto de vista del protagonista. La resolución de los acontecimientos se produce de forma imprevista y sorprendente. Alfred Hitchcock es uno de los más famosos representantes de este género.